1 - Gran Bretaña
Fue el más extenso de todos, comenzó a formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la madurez durante el largo reinado de Victoria (1837-1901), impulsado por la acción de sus ministros Disraeli y Chamberlain. Hasta entonces había controlado fundamentalmente territorios costeros o islas con claras aspiraciones comerciales o estratégicas. Algunos de ellos habían pertenecido a Francia, Holanda o España: El Cabo en el Sur de África, la isla de Ceilán en el Índico, Malta y Corfú en el Mediterráneo, Gibraltar y Santa Elena en el Atlántico, etc. La derrota de Napoleón reforzó su posición dominante.
2- Francia
Constituyó en el siglo XIX, tras el británico, el segundo gran imperio en importancia y extensión. Su más significado impulsor fue Jules Ferry quien intentó mediante la política imperialista contrarrestar la derrota infringida por los prusianos en 1870 y estimular la autoestima nacionalista francesa. A comienzos de la centuria las posesiones ultramarinas de Francia se centraban en las Antillas y algunas plazas de la India.
3- Estados Unidos
Los EE UU ocupan militarmente muy pocos territorios, pero controlan económicamente muchos. La expansión estadounidense se realiza sobre la América latina con el apoyo indirecto a las guerras de independencia y el establecimiento de relaciones comerciales con ellas. Es notorio el caso de la expansión sobre Puerto Rico y Cuba, que intentará que formen parte de los Estados de la Unión, lo que les llevará a implicarse en una guerra contra España en 1898. Los EE UU se expanden, principalmente, hacia el oeste, a costa de México, por medio de compras y guerras, como la guerra contra México en 1848. También tendrán que entrar en guerra con los indios americanos, en las guerras indias. No faltarán en este proceso de expansión movimientos centrífugos, con dos modelos económicos diferentes: el capitalista y el esclavista de los estados del sur. Estas tensiones provocarán la guerra de secesión entre 1861 y 1865.
4- Prusia
Antes de la formación de un Estado nacional unificado, el actual territorio de Alemania se encuentra dividido en un mosaico político de más de 30 estados. Entre ellos destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Prusia. Desde principios del siglo XIX se inició un proceso de organización de un Estado nacional en Alemania. Un paso importante en este proceso fue la formación de un mercado único en la región, impulsado por la aristocracia terrateniente (los junkers) de Prusia y la burguesía industrial de la cuenca del Ruhr. Un hecho trascendente se produjo en 1835 con el establecimiento de la unificación aduanera (Zollverein) que integró el territorio prusiano con otras regiones alemanas. Sin embargo, debido a las diferencias políticas entre Austria y Prusia, entre otras causas, el proceso de unificación no pudo llevarse a cabo en la primera mitad del siglo XIX. Desde 1848 fue cada vez más intensa la actividad política de grupos nacionalistas que alentaban la formación de un solo Estado para todos los alemanes.
Fue el más extenso de todos, comenzó a formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la madurez durante el largo reinado de Victoria (1837-1901), impulsado por la acción de sus ministros Disraeli y Chamberlain. Hasta entonces había controlado fundamentalmente territorios costeros o islas con claras aspiraciones comerciales o estratégicas. Algunos de ellos habían pertenecido a Francia, Holanda o España: El Cabo en el Sur de África, la isla de Ceilán en el Índico, Malta y Corfú en el Mediterráneo, Gibraltar y Santa Elena en el Atlántico, etc. La derrota de Napoleón reforzó su posición dominante.
2- Francia
Constituyó en el siglo XIX, tras el británico, el segundo gran imperio en importancia y extensión. Su más significado impulsor fue Jules Ferry quien intentó mediante la política imperialista contrarrestar la derrota infringida por los prusianos en 1870 y estimular la autoestima nacionalista francesa. A comienzos de la centuria las posesiones ultramarinas de Francia se centraban en las Antillas y algunas plazas de la India.
3- Estados Unidos
Los EE UU ocupan militarmente muy pocos territorios, pero controlan económicamente muchos. La expansión estadounidense se realiza sobre la América latina con el apoyo indirecto a las guerras de independencia y el establecimiento de relaciones comerciales con ellas. Es notorio el caso de la expansión sobre Puerto Rico y Cuba, que intentará que formen parte de los Estados de la Unión, lo que les llevará a implicarse en una guerra contra España en 1898. Los EE UU se expanden, principalmente, hacia el oeste, a costa de México, por medio de compras y guerras, como la guerra contra México en 1848. También tendrán que entrar en guerra con los indios americanos, en las guerras indias. No faltarán en este proceso de expansión movimientos centrífugos, con dos modelos económicos diferentes: el capitalista y el esclavista de los estados del sur. Estas tensiones provocarán la guerra de secesión entre 1861 y 1865.
4- Prusia
Antes de la formación de un Estado nacional unificado, el actual territorio de Alemania se encuentra dividido en un mosaico político de más de 30 estados. Entre ellos destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Prusia. Desde principios del siglo XIX se inició un proceso de organización de un Estado nacional en Alemania. Un paso importante en este proceso fue la formación de un mercado único en la región, impulsado por la aristocracia terrateniente (los junkers) de Prusia y la burguesía industrial de la cuenca del Ruhr. Un hecho trascendente se produjo en 1835 con el establecimiento de la unificación aduanera (Zollverein) que integró el territorio prusiano con otras regiones alemanas. Sin embargo, debido a las diferencias políticas entre Austria y Prusia, entre otras causas, el proceso de unificación no pudo llevarse a cabo en la primera mitad del siglo XIX. Desde 1848 fue cada vez más intensa la actividad política de grupos nacionalistas que alentaban la formación de un solo Estado para todos los alemanes.
5- Italia
La unificación italiana: a comienzos del siglo XIX la península itálica estaba compuesta por varios estados (Lombardía, bajo el dominio austríaco; los Estados Pontificios; el reino de Piamonte; el reino de las Dos Sicilias, entre otros), lo que respondía más a una concepción feudal del territorio que a un proyecto de estado liberal burgués. Luego de varios intentos de unificación entre 1830 y 1848, que fueron aplastados por el gobierno austríaco, la hábil política del Conde de Cavour, ministro del reino de Piamonte, logró interesar al emperador francés Napoleón III en la unificación territorial de la península, que consistía en expulsar a los austríacos del norte y crear una confederación italiana; a pesar de la derrota del imperio austríaco, el acuerdo no se cumplió por temor de Napoleón a la desaprobación de los católicos franceses. Aun así la Lombardía fue cedida por Napoleón al Piamonte. Además, durante la guerra se presentaron insurrecciones en los ducados del norte, los que luego fueron anexados al Piamonte, con lo cual se cumplió la primera fase de la unificación.
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